Matanzas evidencia una estabilidad epidemiológica tanto en lo referente a arbovirosis como infecciones respiratorias agudas, según aseguró el Dr. Andrés Lamas Acevedo, director del Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología.
«La etapa de alza estacional de las respiratorias agudas es en los meses de diciembre, enero y febrero, de ahí que se mantenga una estrecha vigilancia sobre los virus que están circulando a nivel hospitalario y comunitario. Matanzas continúa en zona de seguridad, según canal endémico provincial. Aún no existe presencia de H3N2«.
Aún cuando se trata de noticias halagüeñas, el directivo insistió en la importancia de la prevención desde todos los ámbitos. «En la atención hospitalaria existen lugares donde hay que tener permanentemente puesto el nasobuco, sobre todo en la sala de respiratorio de los hospitales pediátricos y de adultos.
«En las diarreas agudas ha habido un ligero incremento en esta semana con respecto a la anterior, pero también la provincia está en zona de seguridad. Para prevenir estas enfermedades se recomienda hervir y clorar el agua, tapar los alimentos para que no tengan contacto con insectos como moscas, y lavarse las manos antes y después de ir al baño. Durante el año en algunos lugares han existido casos de hepatitis A, por lo tanto estas medidas son súper importantes».
La provincia sigue descendente en el diagnóstico de casos asociados a arbovirosis, con solo 108 reportes esta semana contra 151, la anterior. «Lo que sí tenemos que ya estar preparados para el próximo año con la lucha antivectorial, abatizar, realizar el focal destructivo, y prepararnos porque ya sobre el mes de marzo comienza una vez más el alza de los febriles asociados a arbovirosis, sobre todo dengue.
«Aunque hoy existe una estabilidad epidemiológica, higiénica y preventiva, debemos insistir en la calidad y sistematicidad de la recogida de desechos sólidos, aspecto en el que se ha retrocedido en las últimas dos semanas. Continuar vigilando los residuales líquidos, que son muy peligrosos porque pueden contaminar el agua de beber y dar al traste con la transmisión de enfermedades. Evaluar cada riesgo ambiental, social o biológico nos ayuda a prevenir, que es lo más importante en estos tiempos», concluyó.
Por: Ana Cristina Rodríguez Pérez. Tomado de Girón












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