La provincia de Matanzas experimenta una desaceleración en la velocidad de nuevos casos de dengue y chikungunya, aunque las autoridades sanitarias advierten que la situación sigue siendo frágil. La ocupación hospitalaria ha disminuido, pero la positividad de las pruebas continúa elevada en varios municipios.
“Estamos en un momento de estabilidad relativa, pero no de tranquilidad”, resume la Dra. Berta María Bello Rodríguez, subdirectora provincial de Higiene y Epidemiología.
Monitoreo constante y alerta prolongada
El seguimiento de las arbovirosis se realiza a partir de los llamados síndromes febriles inespecíficos, personas con fiebre sin causa identificada. Ese registro, explica la doctora Bello, constituye el núcleo de la vigilancia sanitaria y se alimenta tanto de la atención médica directa como de la pesquisa activa en las comunidades.
“Desde las últimas semanas de agosto comenzó a observarse un aumento de los síndromes febriles en varios municipios, lo que llevó a declarar la alerta a partir de la semana 38”, señala.
“No todos los territorios comenzaron al mismo tiempo, pero el incremento fue notable en la mayoría de los trece municipios de la provincia”.
La especialista confirma que actualmente existe transmisión simultánea de dengue y chikungunya en toda la provincia, y que más de 200 muestras enviadas al Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK) han descartado la presencia de Zika y Oropouche, cuyo último caso data de julio.
En la semana epidemiológica 44 se observa, por primera vez, un enlentecimiento en la velocidad de crecimiento de los casos. “Llegamos a tener más de 4 000 reportes en una semana, pero la actual podría cerrar entre 3 000 y 3 500. Aunque hay cierta estabilidad, seguimos en zona de epidemia”, precisa Bello.
Diagnóstico, positividad y brechas
El diagnóstico de dengue se confirma con la prueba de IgM al sexto día de los síntomas, disponible en los trece municipios mediante el sistema SUMA. Solo Unión de Reyes presenta dificultades técnicas, cuyas muestras se procesan en otro territorio.
Durante la última semana se procesaron 1 350 muestras con una positividad del 27 por ciento (%), cifra inferior a semanas previas. Sin embargo, Matanzas, Martí, Unión de Reyes y Cárdenas superan el 40 o 50 %. Martí llegó a tener más del 60 % y fue declarado en transmisión de dengue tras un brote de chikungunya en Perico.
“Las pruebas positivas han disminuido, pero seguimos sin alcanzar el nivel deseado de IgM realizadas”, advierte Bello.
“En algunos policlínicos se organizan pesquisas de IgM: no solo se busca al febril, se lleva el laboratorio a la comunidad. Si el nivel de estudio es bajo, no se puede orientar correctamente el trabajo epidemiológico”.
El serotipo actualmente circulante de dengue en la provincia es el DENV-4, introducido en noviembre de 2023.
Coinfecciones y el reto del chikungunya
También se han identificado casos de coinfección dengue-chikungunya, aunque no predominan. A diferencia del dengue, el chikungunya presenta fases aguda, subaguda y crónica, con síntomas persistentes como dolor articular y fatiga.
“El chikungunya nos ha cambiado la manera de ver las enfermedades infecciosas”, señala la doctora. “Muchos pacientes arrastran molestias durante semanas o meses. No estábamos acostumbrados a ese tipo de evolución”.
En respuesta, el sistema de Salud estableció consultas multidisciplinarias en el hospital Faustino Pérez y en los municipios, con especialistas en reumatología, fisiatría, medicina interna y psicología. “Comenzamos por acá, y hoy el país discute el mismo protocolo”, destacó el Dr. Julio Hernández Sánchez, director provincial de Asistencia Médica.
Pesquisa activa y atención diferenciada
El doctor Hernández enfatiza que la pesquisa es “el primer eslabón” para evitar casos graves o críticos. “Al inicio estratificamos el riesgo por municipios, priorizando donde los febriles comenzaban a aumentar. La Universidad nos aportó estudiantes que reforzaron la pesquisa”.
Esa estrategia redujo la afluencia espontánea a los cuerpos de guardia y permitió una mejor clasificación de los pacientes. “Hoy llegan al hospital quienes realmente tienen criterios de ingreso o signos de alarma”, explica.
Actualmente, la provincia dispone de 1 615 camas reales, de ellas 557 destinadas a sospechas de arbovirosis, con un nivel de ocupación de apenas 25,9 %. “Hemos tenido hasta diez pacientes graves reportados; hoy solo dos permanecen bajo atención especializada, ambos en evolución favorable”, confirmó el médico.
El protocolo incluye test rápidos para dengue, IgM y PCR en casos críticos. “El test rápido nos ayuda a identificar si el paciente está activo al virus, si ya generó anticuerpos o si estuvo sensibilizado antes, lo que nos orienta sobre el riesgo potencial de gravedad”, detalló Hernández.
Fumigación intensiva y corresponsabilidad ciudadana
La lucha antivectorial continúa en el municipio de Matanzas con una campaña de fumigación reforzada por 70 bazucas, para un total de 95 en el territorio.
Pese a algunas dificultades técnicas y de asistencia, el Dr. Rony Lázaro Reyes Sánchez, vicedirector del Centro Provincial de Higiene, aseguró que se cumplirán las metas, incluso utilizando los domingos como jornada de recuperación.
El Dr. Pablo Feal, jefe del equipo del ministerio de Salud Pública que acompaña a la provincia, subrayó que el papel de la población es decisivo: “Podemos tener recursos y organización, pero si la gente no participa, el control de la enfermedad se prolongará”.
Un mensaje claro: responsabilidad compartida
Para los especialistas, la reducción de casos no debe generar confianza. “En las etapas finales de las epidemias suelen aparecer los casos más graves, incluso fallecidos”, alertó Feal.
Las autoridades insisten en la necesidad de mantener el autocuidado, permitir la entrada de pesquisidores y fumigadores, eliminar los criaderos y acudir oportunamente a los servicios de salud.
“Hay dengue, y es el que potencialmente puede poner grave a un paciente”, advirtió el Dr. Hernández. “La pesquisa está funcionando, pero falta responsabilidad individual. El éxito depende tanto del sistema como de la población”.
Matanzas vive una pausa tensa. El descenso en la curva de casos es un respiro, pero no una victoria. La batalla contra el Aedes aegypti continúa, y solo la disciplina colectiva podrá evitar un nuevo repunte.
Por: Yunielis Moliner Isasi. Tomado de Radio 26













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